A consecuencia del abandono de Reino Unido de la UE, los países francófonos intentan que el inglés pierda importancia en Europa. La Unión Europea reconoce veinticuatro lenguas oficiales, las de todos sus Estados miembros. Pero, como ya explicamos en otro artículo, algunas son más oficiales que otras. Por ejemplo, en el Parlamento Europeo se traducen todos los documentos a cada una de las veinticuatro lenguas. Pero como es obvio, en el día a día de las instituciones se utilizan muchos menos idiomas.
Desde 1951, las uniones económicas que darían lugar a la UE utilizaban el francés como lengua oficiosa. Dado que era el idioma más usado en la diplomacia desde el siglo XIX, resultaba fácil seguir la inercia y emplear la lengua de Molière. No obstante, cuando Reino Unido e Irlanda se incorporan a la Comunidad Económica Europea en 1973, el inglés comienza a ganar peso en las instituciones continentales.
En 2004, con la expansión de la UE hacia el este de Europa, el francés perdió su carácter principal. Aunque en el día a día del Parlamento Europeo se usan el inglés, el alemán y el francés, la lengua inglesa es mucho más utilizada. Ahora, aprobado el Brexit (la salida de Reino Unido de la UE), Francia presiona para que el inglés pierda su trono. Incluso, los más radicales han avanzado que el inglés podría dejar de ser una lengua oficial en la Unión Europea. Esto se debe a que cada Estado miembro tiene derecho a notificar un idioma propio para que pase a ser oficial en la UE y la República de Irlanda, el único país angloparlante que queda en la Unión ha notificado como idioma el irlandés, lengua céltica que habla el 40% de su población. A pesar de esto, los representantes irlandeses se han mostrado contrarios a que el inglés desaparezca de la UE.
En todo caso, la pretensión de eliminar el inglés necesitaría el consenso de todos los países miembros de la UE, algo que parece difícil a corto plazo.
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