Cuando pensamos en elegir las actividades extraescolares para nuestros hijos, aprender un segundo idioma siempre está entre las prioridades. Pero, ¿cuál es el mejor momento? No queremos que empiecen tarde a aprender para que no desaprovechen los mejores años, ni demasiado pronto para que no se cansen inútilmente. Un estudio del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) pone fin a nuestras dudas. El experimento, que se realizó sobre 670.00o personas, es el mayor realizado hasta la fecha.
Ya sabíamos que es mejor empezar a aprender un idioma en la niñez, y el MIT lo confirma y precisa el intervalo ideal. Antes de los diez años es el momento para conseguir una fluidez perfecta en una segunda lengua. De hecho, apenas hay diferencia entre hablantes nativos y personas que empiezan a aprender antes de los diez años.
¿Y si los niños han empezado más tarde? No está todo perdido. Entre los 10 y los 18, aunque con más dificultades, se mantiene una gran facilidad para asimilar la gramática de una lengua extrajera. Eso sí, la pronunciación requerirá un mayor esfuerzo.
Pero el método también importa. En el estudio, los niños aprendían más rápido si las condiciones eran de inmersión. En cambio, los adultos aprendían mejor fuera de ese entorno.
Y es que el estudio también se centra en el aprendizaje de los adultos, y aporta datos esperanzadores para quienes aprenden de mayores. En condiciones de laboratorio, que suelen ser las que nos ofrece una buena academia, los adultos mostraban una mejor capacidad de aprendizaje.
En resumen: antes de los 18 años, la inmersión total es la mejor opción para aprender un segundo idioma. Después de esa edad la mejor alternativa es un entorno estructurado, con un programa claro y una buena planificación de contenidos.
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